UNA MIRADA NUCLEAR A LATINOAMERICA
La provisión de energía es un desafío planetario que junto al calentamiento global, se han convertido en grandes y urgentes retos que amenazan la seguridad planetaria, que, sumado a la demanda creciente de energía ...
POR UN FUTURO CON ENERGIA SOSTENIBLE
La Tierra, nuestro planeta, hogar de los seres humanos y otros seres vivos que, junto a la atmósfera y los océanos, hacemos parte de un gran ecosistema con una intensa y mutua interacción termodinámica interna, y en permanente reordenamiento ...
LIMPIA Y SOSTENIBLE
Mundo inmerso en los hidrocarburos, carbonizado y poluto. Mundo en contaminación permanente con emisión de gases de efecto invernadero, residuos tóxicos y cambio climático...
Archive for 2013
Energía que mueve al Universo. Energía que es
el alma de la naturaleza y la unidad del Cosmos. Principio fundamental para la
sobrevivencia y el desarrollo de la especie humana sobre el planeta.
Mundo
nuestro, en completa ebullición, que nos demanda a cada instante, una mayor y
creciente cantidad de energía. Un desafío permanente que tenemos nosotros para
obtenerla, pues de lo contrario, el mundo se detendría y desapareceríamos como
especie. Sin energía, no habría desarrollo ni civilización. Es el prerrequisito
para nuestra propia existencia Por eso, todas las naciones del planeta viven
permanentemente desarrollando estrategias
para impulsar su sector energético. Sector que lleva sobre sus hombros
la responsabilidad de responder por las condiciones propias para el desarrollo
presente y futuro de los pueblos.
Hemos llegado a un nivel de civilización
actual, que pareciera que su característica principal y de perspectiva mundial,
es el consumo indiscriminado de energía. Es ella la que nos dice cómo viven sus
pobladores, dependiendo de cuánto y cómo la consumen. Es ella la que les da preeminencia a los
países en el orbe y categoría social a sus habitantes, en este mundo actual
impulsado por el industrialismo, los servicios y las tecnologías de la
información y comunicación. Las desigualdades en la producción y consumo de la
energía, refleja las diferencias económicas y sociales entre los países y
dentro de ellos mismos.
Hoy, la humanidad está dependiendo en más de un
85% del sistema de hidrocarburos, sistema heredado desde hace más de doscientos
años, basado en energía fósil y agotable. Esto nos conduce a la búsqueda
inequívoca e imprescindible de recursos sustentables, modificando nuestra
actual matriz energética.
Si miramos objetivamente el panorama energético
mundial, nos encontramos con un panorama económico en contracción, por una
parte, y, por la otra, con una demanda creciente y constante de energía,
impulsada, especialmente, por los consumos energéticos emergentes de China y la
India.
Pero, igualmente, se espera que para el año
2050 seamos unos 9.000 millones de habitantes en el planeta. Esto es una señal
muy real que impulsará el crecimiento. También, pensemos, que dentro de los
componentes de la energía, la electricidad es la de mayor crecimiento, pues se
espera que para el 2050 su demanda se haya triplicado, todo porque la
electricidad es un bien que hemos aprendido a manejar con relativa facilidad. Es
flexible, la podemos obtener, transportar y llevarla al consumidor de una
manera fácil, limpia, e instantánea. A pesar de todo, hoy, el 25% de los que
habitan el planeta están privados del servicio de la electricidad.
Como lo dijimos, el grado de electrificación de
una comunidad es un indicador determinante en la calidad de vida y, por tanto,
existe una fuerte presión por parte de las entidades multilaterales para que
las sociedades atrasadas logren la modernización a través de su etapa previa
como lo es la electrificación. Esto último también nos plantea un nuevo problema
del estado actual de obsolescencia, en la mayoría de los países, de las redes y
los equipos eléctricos para el suministro futuro a los consumidores. Tengamos
presente que el incremento en el consumo energético, conlleva implícitamente
una ampliación en la infraestructura tecnológica, moderna; y dando, por
supuesto, una respuesta al cambio climático.
También cuenta significativamente el tema de la
Seguridad energética en el suministro, pues el mundo depende de unos cuantos proveedores de petróleo y
gas. Recordemos que hace unos años, Rusia dejó sin suministro de gas a más de 40
millones de Ucranianos.
Cuando se pide descarbonizar al planeta que
depende actualmente del 85% del sistema energético basado en los hidrocarburos,
vemos que es un deseo muy complicado
para lograr disminuir grandemente ese predominio de la presente matriz
energética. Al menos no lo vemos muy claro a un mediano plazo. Pero esto no
quiere decir que no exista la urgente necesidad de un cambio de rumbo en las tendencias
energéticas mundiales.
La descarbonización del planeta se complica,
especialmente, cuando nos detenemos a pensar en algo que nos parece increíble
como lo son las subvenciones que fomentan el derroche del uso de los
combustibles fósiles, que, para algunos, pueden superar la cifra anual mundial
de 400.000 millones de dólares.
A lo anterior hay que sumarle la incipiente
nueva tecnología de extracción de hidrocarburos no convencional en los Estados
Unidos, mediante la fractura de rocas, de poca permeabilidad y gran profundidad, en donde se encuentra
atrapado el petróleo y el gas.
Pero hasta ahora no hemos tocado el problema
del Cambio Climático. Este gran obstáculo que genera un alto índice de riesgo
para el planeta y la sobrevivencia de
nuestra especie. Pero, estas consecuencias no se aceptan del todo todavía, pues,
o no se ha comprendido cabalmente, o, ni siquiera, se ponen de acuerdo en la
cuantificación y limitación de los gases de efecto invernadero. Las cosas se
complican más si consideramos a los escépticos del cambio climático, que es un
movimiento científico, que sostiene que el cambio climático es producido por la
inestabilidad interna del sol, los ciclos de la tierra y los rayos cósmicos,
dejando por fuera la acción del hombre. Incluso, aseguran, se ha detectado
cambio climático en el sistema solar.
Ahora, si hablamos de las energías renovables,
tendremos que decir que la energía hidráulica es la reina de las energías, pues
sabemos que no emite dióxido de carbono, es limpia, es muy rentable, relativamente
fácil de aprovechar, alta eficiencia, pues se logra obtener hasta el 96% de su
energía potencial y cinética, frente al 36% de la eólica y el 17% de la
fotovoltaica.
Pensar que la generación hidroeléctrica a nivel
global es tan solo del 16% comparado con el 40% del carbón y del 20% del gas
natural. Por supuesto que la riqueza hídrica de cada nación, depende de la
distribución geográfica planetaria, por ejemplo, China tiene un potencial
hidráulico de 670.000 MW, y, por
supuesto, es el primer consumidor de hidroelectricidad en el mundo, como
también es el primer productor y consumidor de carbón. Por eso el tema de la
seguridad nacional en China, lo ocupa en primer lugar la seguridad energética.
Los recursos del planeta son finitos y nuestro
modelo de desarrollo es ilimitado. El colapso
de nuestra civilización es de naturaleza axiomática.
Para terminar, cito textualmente las palabras
de la recientemente fallecida Margaret Thatcher, primera ministra de
Inglaterra: “ no hay alternativa. Si no podemos inventar otro sistema económico
que no se base en el crecimiento económico indefinido, en el consumo excesivo
de alimentos, bienes y servicios, y la destrucción del medio natural, efectivamente
no habrá alternativa. Solo tendremos que esperar para ver como se desarrollan
los acontecimientos en cascada”.
CARLOS ARTURO PÉREZ CEBALLOS
Mundo inmerso en los hidrocarburos, carbonizado
y poluto. Mundo en contaminación permanente con emisión de gases de efecto
invernadero, residuos tóxicos y cambio
climático.
Mundo cuyo sistema económico está basado en el
crecimiento ilimitado, con un consumo descomunal de energía y materias primas,
y para sostener dicho crecimiento hay que hallar el recurso en donde se
encuentre, así sea sobreexplotando y contaminando gravemente al planeta.
Por eso, todos somos responsables de la sostenibilidad
del planeta, todos estamos comprometidos con el devenir planetario para que las
generaciones del futuro no tengan que pagar caro nuestra inconciencia de hoy.
Se empieza a ahondar en la academia el concepto
de Ética de la Sostenibilidad, en
donde se deja claro el derecho que tienen los habitantes del futuro a gozar de
un ambiente saludable. Esto obliga a la presente humanidad, desde este punto de
vista, a buscar alternativas para mitigar el daño infringido.
Se plantea, entonces, la urgente necesidad de
desarrollar las Energías Limpias, las excluidas de residuos contaminantes, las
energías puras. Para esto contamos con las energías limpias renovables como la
hidroeléctrica, solar, eólica, biomasa, geotérmica y la mareomotriz.
A
continuación mencionaremos muy brevemente cada una de estas energías.
Pues bien, consideremos en primera instancia la
energía hidroeléctrica, que es una energía renovable, limpia, económica, y la forma más común que se
conoce para obtener electricidad, además pocos países en el mundo la poseen en
abundancia, como sucede con nuestro país.
La energía solar es la fuente energética más
abundante, inagotable, ilimitada, inmediata, y limpia del planeta. Este recurso
lo utilizamos actualmente para producir electricidad mediante las celdas
solares, al igual que se puede activar bombas o ventiladores para transportar
calor desde el punto de captación hasta donde se necesite. También captamos y
almacenamos calor en la conocida arquitectura pasiva, conocida desde la época
de los antiguos griegos, valiéndose de la estructura y materiales, con el
máximo aprovechamiento de la luz solar.
La energía eólica aprovecha la energía cinética
de las corrientes de aire, y desde muy antiguo se ha utilizado para la
navegación y los molinos de viento Hoy es utilizada esencialmente para generar
energía eléctrica a pesar de su intermitencia. Es una industria en plena
expansión.
La energía procedente de la biomasa es la
obtenida mediante los procesos de transformación de materia orgánica de residuos
o desperdicios agrícolas e industriales en energía eléctrica. Es una opción
compleja por la naturaleza de su conversión y rendimiento.
La energía geotérmica es el aprovechamiento del
gradiente calorífico del interior de la tierra para producir directamente calor
o electricidad, con la ventaja que el vapor residual se puede condensar e
inyectar nuevamente a la fuente primaria o de origen.
La energía mareomotriz aprovecha la fuerza de
las mareas y la diferencia de temperatura en los distintos niveles de profundidad
del agua. Existen muy pocas centrales en el mundo, pues todavía presenta serias
dificultades en los diseños de grandes instalaciones.
Energía Limpia y Construcción Sostenible, así
es como esperamos que sea el futuro de nuestra sociedad. El futuro lo asociamos
a una asepsia y una amistosidad con el
medio ambiente y la naturaleza misma. Los Europeos desde ya han comenzado a
invertir en las ciudades del mañana, ciudades que se le suministrará la
electricidad de forma inteligente a construcciones sostenibles para economizar
energía y cero contaminación.
El cine sobre temas del futuro, nos muestra
ambientes muy limpios, silenciosos, fríos, bajos en iluminación y sin
deslumbramiento. Hábitat del hombre del mañana.
Vivimos inmersos en un océano atmosférico cuya
limpieza es vital para el planeta, en especial, para los seres vivos. Nosotros,
la especie humana, necesitamos de su prístina transparencia, libre de cualquier
residuo.
Hemos iniciado el camino hacia la toma de
Conciencia en trabajar por un mundo sostenible en compañía de incipientes
políticas públicas, al menos en lo que hace referencia a la construcción
sostenible.
La toma de nuestra conciencia ecológica nos
hace ver un mundo al que hemos incorporado diariamente el uso de vocablos como
impacto ambiental, energías alternativas, renovables, sostenibles, energía
verde, Uso racional y eficiente de la energía, energía limpia, seguridad
energética, mecanismos de desarrollo limpio y más recientemente, construcciones
sostenibles.
Para el mundo por venir se tendrá que hacer
grandes inversiones en las tecnologías de baja emisión de carbono y eficientes
energéticamente, pues se hace imperativo que las ciudades del futuro, como lo
mencionamos anteriormente, tendrán que ser inteligentes con edificios verdes,
construcciones sostenibles con diseño ambiental, nuevas redes eléctricas con significativas modificaciones,
bioenergía, captadores y almacenadores de carbono, optimización en el
aprovechamiento del agua y nuevos materiales amigables con el ambiente.
Se seguirá pregonando en el mundo la lucha y el
permanente desafío por conseguir un planeta más limpio y seguro en todos los
órdenes, preservando el hábitat de esta especie que ha sabido conquistar la
naturaleza, pero que, equivocadamente, ha destruido en vez de proteger lo conquistado.
La Tierra, nuestro planeta,
hogar de los seres humanos y otros seres vivos
que, junto a la atmósfera y
los océanos, hacemos parte de un gran ecosistema con una intensa y mutua interacción termodinámica interna, y en
permanente reordenamiento, con modificación en su organización y naturaleza,
una superestructura disipativa continua de energía, un sistema relativamente
abierto, como diría Ilya Prigogine, premio Nobel de química en 1.977.
Y, nosotros, sus pobladores, vivimos
en profunda desigualdad y marcada inequidad, con sociedades altamente
desarrolladas e industrializadas, energíboras, devoradoras de grandes
cantidades de energía, con millares de Terawats/hora, quemadoras
indiscriminadas de hidrocarburos que poluciona y maltrata a la diosa griega
GEA, la diosa Tierra, o, a la diosa PACHAMAMA, la madre tierra, la de los
pueblos indígenas de Centro y Suramérica, y, por otro lado, comunidades
enteras, grandes poblaciones que carecen del servicio moderno de energía, como
la electricidad y los combustibles industriales.
Son casi dos mil millones de
habitantes sin electricidad en el planeta, excluida de la civilización y
alejada de cualquier posibilidad de futuro, pues su misma pobreza no le permite
siquiera soñar con disponer algún día con el maravilloso servicio.
Desde hace varias décadas
atrás, algunos sectores han tomado conciencia de la finitud de nuestro planeta
y, con él, las limitaciones de nuestros recursos que estamos agotando
aceleradamente en procura del desarrollo,
ese complejo mundo de actividades conducentes a la procura del bienestar
material, pero que estamos transgrediendo minuto a minuto esos derechos que
tenemos todos, en especial, las generaciones del futuro, a tener un buen
hábitat, aire puro, seguridad alimentaria, seguridad energética y una buena
vida.
Es urgente, por tanto, para el mundo de hoy,
intensificar las medidas para mitigar los efectos de la contaminación como el
incremento de la temperatura media del planeta de uno a cinco grados Celsius en
los próximos cien años, con las consiguientes consecuencias como el aumento en
el nivel del mar, aumento en frecuencia e intensidad de fenómenos climáticos
extremos, como huracanes, sequías, inundaciones tsunamis, etc.
Por eso, si no aceleramos las
medidas urgentes hacia una energía sostenible, el futuro energético del planeta
estará seriamente en peligro.
Frente a este complicado
escenario energético presente, y con la urgencia de asegurarnos un buen futuro
energético y ambiental, la ONU declaró
el 2.012 como el año Internacional de la
energía sostenible, como lo afirmó en su resolución 65/151 de la 69 ava
sesión plenaria del 20 de diciembre de 2.010.
La ONU, conciente de la seria amenaza que se
cierne sobre la civilización, se comprometió en apoyar un cambio profundo en el
actual sistema de producción energética – sistema de los hidrocarburos -,
direccionando los cambios hacia la diversificación de los combustibles,
eficiencia y seguridad energética y la reducción en el uso intensivo del
carbón, del petróleo y gas.
En la toma de una nueva
conciencia ante nuestro mundo, y
adoptando el desarrollo sostenible, en especial las nuevas energías, el mundo
se encaminará hacia una nueva economía y una nueva sociedad más equitativa.
La ONU le declaró al mundo en
el pasado 2012 que su deseo es tener como principales fuentes energéticas al
sol, al viento, la biomasa y la geotérmica. Solamente así se podrá disminuir la peligrosa y
permanente amenaza de las emisiones de CO2 que afectan al planeta y entonces, y,
solamente entonces, existirá la posibilidad futura de una autosuficiencia
energética en gran parte del planeta.
Pero dado que el sistema
económico mundial está basado en el mercado,
entonces será éste el encargado de seleccionar qué clase de tecnologías
serán las primeras en salir en esta carrera por conseguir descarbonizar al
planeta.
Actualmente, más de cien
países adelantan programas de inversión y desarrollo en energías renovables.
China, incluso, adelanta a los Estados Unidos en materia de inversión. Y, en
Europa, como todos sabemos, hay fuertes incentivos para su desarrollo, como
quiera que hoy el 12% de su energía eléctrica consumida proviene de fuentes de
energía sostenible.
A los europeos les tocará
luchar entre los 27 países de la Unión Europea por lograr una homogenización
energética, pues mientras Polonia depende en un 90% del carbón, en Alemania la
situación es la contraria.
Recordemos, también, que en
los Estados Unidos el 60% de su
generación eléctrica se hace en base a carboeléctricas.
De todas maneras, lo que se
plantea en términos genéricos de sostenibilidad, es la propia supervivencia de
la especie humana sobre el planeta, al verse en peligro su civilización, su
cultura, la sociedad toda, por ese profundo daño que le estamos infringiendo a
la naturaleza, aunque sea los países ricos los que más contaminen y los pobres
salgan los más perjudicados.
Nuestra esperanza es que la
ONU pueda ejercer un liderazgo fuerte a nivel global, construyendo consenso
planetario entre las naciones y se logre una justicia climática, tanto para
nuestra especie humana, como para con la diosa GEA, o la PACHAMAMA, a la que
pertenecemos.
La provisión de energía es un
desafío planetario que junto al calentamiento global, se han convertido en
grandes y urgentes retos que amenazan la seguridad planetaria, que, sumado a la
demanda creciente de energía, nos conduce a la excesiva dependencia de unos
cuantos productores que casi siempre son países con inestabilidad política, enviando
señales perturbadoras y causando desestabilización a la economía mundial.
Tales circunstancias han
llevado a que el mundo se replantee sobre la nueva manera de producir y
consumir la energía y, entre las alternativas, ha sido el de traer de regreso
la energía nuclear, que tras la pérdida de protagonismo mundial sufrida desde
el accidente de Chernobil en abril de 1.986, y con otro lamentable suceso como
lo fue la tragedia causada por el tsunami en la central nuclear Fukushima en la
costa este de Japón; se inició desde la década pasada la proliferación de
centrales nucleares por todo el mundo, en especial, en el continente Asiático.
Según la Agencia Internacional
de Energía Atómica, AIEA, en el año 2.009 el 15% de la electricidad generada en
el mundo, se hizo con base a la energía nuclear, pues se contó con 438
centrales nucleares y se esperaba que entraran en funcionamiento 36 nuevas centrales en países
como China, India, Japón, Rusia, Corea del Sur; además de 63 nuevos proyectos.
La mayoría de los reactores actualmente en construcción se encuentran
localizados en el Este de Asia; al igual que se continúa con la evaluación
técnica de la opción nuclear en muchos países, entre ellos, varios de
Latinoamérica.
En América Latina también nos
encontramos, aunque en menor grado, con la proliferación de la energía nuclear,
empezando con México que posee actualmente varios reactores en funcionamiento,
lo mismo que Brasil y Argentina. En materia de proyectos nucleares, nos
encontramos con Venezuela, Chile, Perú y Uruguay.
En Sudamérica, quienes lideran
el tema de la energía nuclear, son Brasil y Argentina, que incluso hablan del
tema de integración nuclear regional, habida cuenta que Argentina genera el 9%
de su energía eléctrica en centrales nucleares, México el 5% y Brasil el 4%
Brasil ha señalado que para el
2.030 aspira tener entre seis u ocho centrales nucleares y actualmente
construye una tercera denominada Angra III que estaría lista para el 2.014,
luego de 20 años de suspensión nuclear.
Igualmente, Perú ha declarado
que usará la energía nuclear para su desarrollo, por tanto adelanta actualmente
en el congreso un proyecto de ley que le permita declarar de interés y
necesidad pública el desarrollo de la energía nuclear. Así mismo, la presidenta
Argentina Cristina Fernández ha afirmado recientemente en la inauguración de
los trabajos iniciales en la construcción de la central nuclear Pilcaniyeu (la
cuarta central) lo siguiente: “ estamos devolviendo al país un derecho al que
nunca debimos haber renunciado porque
eso significó renunciar a recursos estratégicos de carácter nuclear que habían
sido abandonados, y en los que habíamos capitulado en los años noventa”
Como vemos, el mapa nuclear de
Latinoamérica es bien complejo y Colombia se encuentra en medio del meollo y en
espera de adoptar una política adecuada y prudente, en especial, en evitar una
posible presión por parte de la industria nuclear, al ser nuestro país uno de
los pocos que aún no ha comenzado a desarrollar el sector nuclear.
Por tanto, vemos que la
energía nuclear gana espacio y adeptos en nuestro subcontinente volviendo al
ímpetu perdido en años anteriores, pero que hoy parece avanzar sin mayor
impedimento ni rechazo. Tal aceptación sin un debate amplio entre la
ciudadanía, lleva un desinterés, o, peor, un implícito encubrimiento sobre sus posibles peligros en
daños que afecten a la población, convirtiendo a la sociedad en una comunidad
de riesgo.
Riesgo que puede ser
representado en algún accidente catastrófico asociado a su tecnología o alguna
falla humana; que pueda trascender allende las fronteras nacionales, siendo
entonces una amenaza nuclear de riesgo geopolítico. También podemos pensar en
otros riesgos como una amenaza y ataque terrorista a las instalaciones
nucleares, el riesgo por sismicidad, el problema de los desechos radioactivos
con problemas agregados como el tratamiento, el acondicionamiento, transporte y
almacenamiento.
Debemos recordar que Colombia es miembro del tratado
de NO proliferación nuclear(TNP) que contempla el desarrollo de la energía
nuclear con fines pacíficos, e, igualmente, hace parte del Consejo de Seguridad
de la Naciones Unidas y también adhirió al tratado para la proscripción de las
armas nucleares en América Latina y el Caribe, conocido como el tratado
Tlatelolco.
Por todas las razones anteriores,
Colombia está llamada a liderar en el subcontinente latinoamericano toda una
política de seguimiento y evaluación a los gobiernos de la región para que
minimicen los riesgos y adopten las normas de seguridad en la operación de las
centrales nucleares, el transporte y
almacenamiento de los residuos radioactivos.
Finalmente, tendremos que reconocer
que hacia un cercano futuro, será necesario realizar capacitaciones en el país
para difundir los principios y elementos que faciliten a la ciudadanía y, en
especial, a los legisladores y comunicadores, el manejo de la información
nuclear, los avances en este tema y, en general, sobre la realidad nuclear de
nuestros vecinos y el mundo.