Energía que mueve al Universo. Energía que es
el alma de la naturaleza y la unidad del Cosmos. Principio fundamental para la
sobrevivencia y el desarrollo de la especie humana sobre el planeta.
Mundo
nuestro, en completa ebullición, que nos demanda a cada instante, una mayor y
creciente cantidad de energía. Un desafío permanente que tenemos nosotros para
obtenerla, pues de lo contrario, el mundo se detendría y desapareceríamos como
especie. Sin energía, no habría desarrollo ni civilización. Es el prerrequisito
para nuestra propia existencia Por eso, todas las naciones del planeta viven
permanentemente desarrollando estrategias
para impulsar su sector energético. Sector que lleva sobre sus hombros
la responsabilidad de responder por las condiciones propias para el desarrollo
presente y futuro de los pueblos.
Hemos llegado a un nivel de civilización
actual, que pareciera que su característica principal y de perspectiva mundial,
es el consumo indiscriminado de energía. Es ella la que nos dice cómo viven sus
pobladores, dependiendo de cuánto y cómo la consumen. Es ella la que les da preeminencia a los
países en el orbe y categoría social a sus habitantes, en este mundo actual
impulsado por el industrialismo, los servicios y las tecnologías de la
información y comunicación. Las desigualdades en la producción y consumo de la
energía, refleja las diferencias económicas y sociales entre los países y
dentro de ellos mismos.

Hoy, la humanidad está dependiendo en más de un
85% del sistema de
hidrocarburos, sistema heredado desde hace más de doscientos
años, basado en
energía fósil y agotable. Esto nos conduce a la búsqueda
inequívoca e imprescindible de recursos sustentables, modificando nuestra
actual
matriz energética.
Si miramos objetivamente el panorama energético
mundial, nos encontramos con un panorama económico en contracción, por una
parte, y, por la otra, con una demanda creciente y constante de energía,
impulsada, especialmente, por los consumos energéticos emergentes de China y la
India.
Pero, igualmente, se espera que para el año
2050 seamos unos 9.000 millones de habitantes en el planeta. Esto es una señal
muy real que impulsará el crecimiento. También, pensemos, que dentro de los
componentes de la energía, la electricidad es la de mayor crecimiento, pues se
espera que para el 2050 su demanda se haya triplicado, todo porque la
electricidad es un bien que hemos aprendido a manejar con relativa facilidad. Es
flexible, la podemos obtener, transportar y llevarla al consumidor de una
manera fácil, limpia, e instantánea. A pesar de todo, hoy, el 25% de los que
habitan el planeta están privados del servicio de la electricidad.
Como lo dijimos, el grado de electrificación de
una comunidad es un indicador determinante en la calidad de vida y, por tanto,
existe una fuerte presión por parte de las entidades multilaterales para que
las sociedades atrasadas logren la modernización a través de su etapa previa
como lo es la electrificación. Esto último también nos plantea un nuevo problema
del estado actual de obsolescencia, en la mayoría de los países, de las redes y
los equipos eléctricos para el suministro futuro a los consumidores. Tengamos
presente que el incremento en el consumo energético, conlleva implícitamente
una ampliación en la infraestructura tecnológica, moderna; y dando, por
supuesto, una respuesta al cambio climático.
También cuenta significativamente el tema de la
Seguridad energética en el suministro, pues el mundo depende de unos cuantos proveedores de petróleo y
gas. Recordemos que hace unos años, Rusia dejó sin suministro de gas a más de 40
millones de Ucranianos.
Cuando se pide descarbonizar al planeta que
depende actualmente del 85% del sistema energético basado en los hidrocarburos,
vemos que es un deseo muy complicado
para lograr disminuir grandemente ese predominio de la presente matriz
energética. Al menos no lo vemos muy claro a un mediano plazo. Pero esto no
quiere decir que no exista la urgente necesidad de un cambio de rumbo en las tendencias
energéticas mundiales.
La descarbonización del planeta se complica,
especialmente, cuando nos detenemos a pensar en algo que nos parece increíble
como lo son las subvenciones que fomentan el derroche del uso de los
combustibles fósiles, que, para algunos, pueden superar la cifra anual mundial
de 400.000 millones de dólares.
A lo anterior hay que sumarle la incipiente
nueva tecnología de extracción de hidrocarburos no convencional en los Estados
Unidos, mediante la fractura de rocas, de poca permeabilidad y gran profundidad, en donde se encuentra
atrapado el petróleo y el gas.
Pero hasta ahora no hemos tocado el problema
del Cambio Climático. Este gran obstáculo que genera un alto índice de riesgo
para el planeta y la sobrevivencia de
nuestra especie. Pero, estas consecuencias no se aceptan del todo todavía, pues,
o no se ha comprendido cabalmente, o, ni siquiera, se ponen de acuerdo en la
cuantificación y limitación de los gases de efecto invernadero. Las cosas se
complican más si consideramos a los escépticos del cambio climático, que es un
movimiento científico, que sostiene que el cambio climático es producido por la
inestabilidad interna del sol, los ciclos de la tierra y los rayos cósmicos,
dejando por fuera la acción del hombre. Incluso, aseguran, se ha detectado
cambio climático en el sistema solar.
Ahora, si hablamos de las energías renovables,
tendremos que decir que la energía hidráulica es la reina de las energías, pues
sabemos que no emite dióxido de carbono, es limpia, es muy rentable, relativamente
fácil de aprovechar, alta eficiencia, pues se logra obtener hasta el 96% de su
energía potencial y cinética, frente al 36% de la eólica y el 17% de la
fotovoltaica.
Pensar que la generación hidroeléctrica a nivel
global es tan solo del 16% comparado con el 40% del carbón y del 20% del gas
natural. Por supuesto que la riqueza hídrica de cada nación, depende de la
distribución geográfica planetaria, por ejemplo, China tiene un potencial
hidráulico de 670.000 MW, y, por
supuesto, es el primer consumidor de hidroelectricidad en el mundo, como
también es el primer productor y consumidor de carbón. Por eso el tema de la
seguridad nacional en China, lo ocupa en primer lugar la seguridad energética.
Los recursos del planeta son finitos y nuestro
modelo de desarrollo es ilimitado. El colapso
de nuestra civilización es de naturaleza axiomática.
Para terminar, cito textualmente las palabras
de la recientemente fallecida Margaret Thatcher, primera ministra de
Inglaterra: “ no hay alternativa. Si no podemos inventar otro sistema económico
que no se base en el crecimiento económico indefinido, en el consumo excesivo
de alimentos, bienes y servicios, y la destrucción del medio natural, efectivamente
no habrá alternativa. Solo tendremos que esperar para ver como se desarrollan
los acontecimientos en cascada”.
CARLOS ARTURO PÉREZ CEBALLOS